Por Ricardo Curiqueo Henríquez, director (s) de Sernatur Atacama.

En pleno mes del mar, se vuelve necesario reflexionar respecto a la importancia de este inmenso recurso para el desarrollo del turismo en la región. No se trata solo de los 500 kilómetros de costa con que cuenta la región, ni de las actividades de sol y playa, en donde contamos con los mejores recursos del país. Se trata también de la importancia de la biodiversidad que estos territorios albergan, los cuales cuentan con importante potencial para el desarrollo del turismo científico, como ya ocurre en la Isla Chañaral de la Reserva Pingüino de Humboldt, en la comuna de Freirina.

Chungungos, lobos marinos, aves, como el pato Yunco, el pingüino de Humboldt, y cetáceos, como delfines nariz de botella, la ballena fin y azul, se han transformado en el objeto de estudio y observación de científicos nacionales e internacionales.

En este sentido, el rol del turismo debe ser gravitante para la gestión de este patrimonio natural, ya que los recursos que genere no pueden únicamente servir para la conservación del mismo, sino para que quienes accedan a estos propendan a crear conciencia respecto a la importancia de conservarlos.

Importantes son los esfuerzos que los pescadores de Chañaral de Aceituno y las agrupaciones de turismo de la caleta realizan en conjunto con otros servicios públicos para desarrollar una actividad turística planificada y sustentable, que no ponga en riesgo la avifauna marina del sector, a los turistas y, sobre todo, que genere experiencias memorables para los visitantes.

Por otro lado, más hacia el norte, la Seremi de Medio Ambiente, gracias a recursos del Gobierno Regional, también está trabajando fuertemente en la sustentabilidad de nuestro mar y sus costas, esta vez en el Área Marina Protegida Isla Grande de Atacama, donde en los próximos meses se estará desarrollando la propuesta de puesta en valor turística de esta área ubicada en la comuna de Caldera.

Estos son dos claros ejemplos que nos invitan a seguir mirando nuestro mar y nuestras costas como elementos clave para el desarrollo de Atacama, desarrollo que debe estar encumbrado en los principios de la sustentabilidad para el disfrute y la conservación de las futuras generaciones.