Conoce la historia de la seleccionada de la Región de O’Higgins para el concurso Mujer Empresaria Turística 2021, quien supo mantener a flote su negocio a pesar de la crisis provocada por la pandemia.
Soy María Adriana Miranda Varas, dueña de Uva Dulce Agroturismo. Mi motivación para emprender fue la resiliencia de mis antepasados, eso me llevó a rescatar y poner en valor mis raíces campesinas. Pude descubrir que mostrar esta forma de vida era una oportunidad turística, para difundir la conciencia del cuidado de la naturaleza, la historia de mis ancestros y complementar el ingreso familiar disfrutando el lugar que tanto amo. Fue un cambio de vida radical, dejar un trabajo estable, pero también una salud muy deteriorada… ahora o nunca, era el momento de emprender un sueño loco, ¿por qué no?
Así surge Uva Dulce, con la restauración de una casa abandonada en un hermoso paisaje, para recibir a turistas. Gracias a la asociatividad con otros prestadores de servicios turísticos, nos vinculamos y se fueron dando mayores oportunidades. Las capacitaciones de proyectos en Corfo, Sercotec, Sernatur y un FIC del Gore fueron un pilar fundamental. De esa manera, me fui formando, para trabajar y brindar un servicio de excelencia y con la conciencia de trabajar junto a mis vecinos en el desarrollo del territorio.
Implementamos la mayor cantidad de ejes estratégicos para salir adelante y enfrentar esta crisis, como una reconstrucción a la nueva realidad. Postulamos al subsidio al empleo y resguardamos dos contratos vigentes y nos asociamos con otros emprendimientos del sector. En la crisis sanitaria por el covid-19, se ha cumplido estrictamente con las medidas: aforos, señalética, mascarilla, pediluvio). También con los ahorros y postulando a cada apoyo, todo con el fin de fomentar la confianza del visitante.
Pese a la adversidad, creamos la Fundación Uva Dulce para luchar contra la desigualdad, aportar en inclusividad con la rehabilitación de niños con discapacidades y apoyamos a mujeres víctimas de abuso. En materia de competitividad, apoyamos a otras emprendedoras con actividades de sonoterapia y yoga al aire libre, hicimos nexos con otra región para circuitos de turismo rural. En innovación y digitalización, implementamos la web uvadulce.cl y nuestras redes sociales. Y también acciones de cuidado del medio ambiente, al agua, la tenencia responsable de animales y el reciclaje.
Uva Dulce es una experiencia de alojamiento rural, descanso, desconexión y mucha calidez. Realizamos actividades de terapia con animales y relatamos la historia de los primeros habitantes en un viaje hacia el presente con la necesidad de vivir en armonía con nuestro entorno y en comunidad. Promovemos y somos parte de la cultura organizacional a través de conciertos, exposiciones de arte y homenajes a artistas locales para crear la conciencia sobre el valor del patrimonio y nuestras raíces, la educación medioambiental y tenencia responsable de animales.
A las mujeres se nos tiende a catalogar de tener poca credibilidad para realizar un negocio. Esto se suma a los prejuicios del mundo empresarial, a si seremos capaces de hacer funcionar un emprendimiento careciendo de capital inicial y habilidades comerciales, al poco acceso a créditos y garantías, muchas veces llevan a hipotecar la vida.
Para superar estas barreras, un factor clave fue la asociatividad: ingresé a Achitur, AG Rutas de la Patria Nueva, AG Visita Cachapoal, Cámara de Comercio y Turismo de San Vicente de Tagua Tagua, Coagricom y Junta de Vecinos. Esta gran red de apoyo me ha ayudado a generar vínculos con el medio, nexos, amistades, capacitación, orientación frente a las dificultades y nuevos negocios. En este escenario, donde valen más los amigos que la plata, trabajar la asociatividad y la colaboración me ha ayudado a superar los problemas e insertarme en el mercado.
Mi abuela y mi madre han sido ejemplos de lucha y superación, conservación y respeto por la tierra. Ellas son mi inspiración. Pero en este camino de la vida, grandes y solidarias féminas de las distintas asociaciones en que participo han marcado un punto común: el trabajo perseverante y la sororidad. El liderazgo femenino genera espacios más justos e inclusivos.
A todas las mujeres les digo con fuerza: no vivas la vida que te tocó, vive la vida que tú elijas, lucha por ti, por lo que quieres, con trabajo y honestidad, motívate, sueña, los límites los pones tú… Las mujeres somos capaces de dar la vida y ese poder nos da la energía para emprender y seguir a pesar de las dificultades. Unidas lo podemos todo, unidas podemos mejorar el mundo.
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