Soy Mirta Wevar Negrón, dueña de Hotel y Cabañas El Castillo. Con mi marido teníamos una propiedad en 1985 donde criábamos cerdos y, en esos años, tuvimos la idea de invertir en algo que nos ayudara a financiar tanto la vejez de nuestros padres como la nuestra. Fuimos visionarios e hicimos una apuesta por el turismo: vendimos la propiedad y compramos un hostal para doce personas en el año 1990, en el sector costero de Valdivia. Postulamos a un crédito en el banco y construimos ocho departamentos en doce años.

Fue una excelente inversión, porque con el fruto del trabajo y las inversiones ayudamos muchísimo a nuestros padres que eran personas mayores. Esa fue nuestra principal motivación, además de cuidarnos nosotros mismos y que nuestros hijos no tuvieran que ayudarnos económicamente en nuestra vejez… y, bueno, luchar para no tener que depender de alguien.

¿Cuáles fueron los ejes de acción para que El Castillo de Niebla pudiera resistir los meses más duros de la pandemia?

Uno de nuestros principales ejes fue fomentar la confianza mediante protocolos de salud y seguridad en todas las operaciones turísticas. Lo primero que hicimos fue desarrollar un pequeño manual de protocolos contra el covid-19, en conjunto con las enfermeras que contratamos y que nos capacitaron.

Otro de nuestros ejes fue proteger los medios de subsistencia, vale decir, empleos de trabajadores y trabajadoras del servicio turístico, ya que estamos trabajando con todo nuestro personal no a tiempo completo, pero hemos hecho todo lo posible para no despedir a nadie. Estuvieron bajo la Ley de Protección del Empleo y trabajan bajo un sistema de turnos. Por eso, nos tuvimos que reinventar rápidamente, puesto que los costos de seguir en pie son demasiado altos. Por primera vez tuvimos que arrendar mensualmente nuestros departamentos turísticos. Otro de los ejes en los que hemos trabajado es en la digitalización, actualizando nuestra página web, las redes sociales y las ventas por Booking.

¿Qué es lo que El Castillo ofrece a sus visitantes?

Mi hotel es una casona antigua de los años veinte, al estilo hotel boutique que los pasajeros catalogan como un museo, por su decoración con antigüedades que rememoran la historia. Además de eso, nos encontramos en el sector costero con un entorno natural único de la selva valdiviana, es un lugar muy tranquilo y retirado de la ciudad, pero muy cerca de todos los sitios turísticos. Uno de los comentarios más frecuentes de mis pasajeros es que el hotel por fuera no dice nada, pero por dentro habla mucho.

Desde hace muchos años trabajo con el programa Vacaciones Tercera Edad de Sernatur y el público de la tercera edad queda fascinado con el estilo y la calidad de atención. Fuimos el primer servicio de la región en obtener el Sello Q de Calidad Turística que entrega Sernatur en el año 2010, el cual asegura calidad, confianza y seguridad en la prestación de los servicios. Así mismo, hace un par de años ganamos el premio al Mérito Turístico, también de Sernatur, un reconocimiento regional que nos llena de orgullo.

¿Sintió alguna vez barreras de género que dificultaran su camino de emprender?

Haciendo memoria, creo que jamás me he sentido discriminada por ser mujer en este rubro. Por el contrario, siempre me he sentido reconocida tanto por mi familia como por mis colegas empresarios turísticos. Y esto lo puedo validar comentando que actualmente soy llamada la Reina Madre en mi grupo de empresarias de ASEET, donde actualmente soy la directora de la federación internacional, al mismo tiempo que soy tesorera de la Corporación de Turismo de Niebla y miembro de la Cámara de Turismo de Valdivia.

Siempre me toman de ejemplo en las diferentes instancias de turismo que se realizan a nivel regional. En estos tiempos difíciles de pandemia, he postulado y me he adjudicado un Reactívate Turismo, un Par Impulsa y un crédito Fogape, sin contar otras maniobras que he tenido que hacer para conservar mi personal.

¿Algún mensaje para otras empresarias turísticas?

Yo soy feminista y creo que la mujer es igual de capaz que el hombre, ya que todos somos seres humanos. Las mujeres no deben aceptar que le pongan el pie encima. Además, tenemos una gran ventaja, porque somos más ordenadas en la administración de un negocio, con el manejo de las cuentas, los proveedores. Yo tengo la capacidad de hacer crecer el negocio.

Creo que la clave es no ser egoístas y compartir la información con los demás: en todas las agrupaciones en las que soy miembro comparto la información sobre mis proveedores, sobre las innovaciones que he hecho en mi negocio, ya que he entendido que si al otro le va bien a mí también me irá bien y a todos como destino nos irá bien. Disfruto cuando a un colega le va excelente. Y una cosa más, recuerden no echarse a morir.

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